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29 de abril de 2010

Insectores



Despiertas una mañana y cuando vas a mirarte en el espejo…no te reconoces. No te ves a ti mismo. No sabes cómo has llegado a ese punto ni si hay vuelta atrás.

A veces, nos dejamos influir tanto por las personas que nos rodean que poco a poco nos van quitando un trocito de nuestra identidad. Es cierto que los más allegados deben formar parte de nuestra vida, pero hablo de personas que están de paso, gente que realmente no es nadie para nosotros pero que se creen con derecho a absorbernos.

Insectores. Personas a las que a penas acabas de conocer pero les ofreces tu confianza, y es curioso porque sin darte cuenta ellos se van convirtiendo en una copia de ti mismo. Un día les ves imitando tus gestos, otro utilizan tus frases, gastan tus bromas e incluso visten con aquella chaqueta que les prestaste.

Insectores, que por falta de personalidad y autoestima se ven en la necesidad de meterse en la vida de los demás para poder sobrevivir.

Cualquiera ha vivido esto alguna vez, se encuentran en todas partes, igual los conoces en el trabajo, en algún curso o haciendo la compra, así que debemos cuidar a quién brindamos nuestra compañía.

Pobres desgraciados, en el fondo me dan pena, su vacío interior les obliga a ser ladrones de nuestras cualidades.

Siempre hay tiempo para encontrarse de nuevo ante el espejo. Ser uno mismo y vivir con la tranquilidad interior de saber que has sido auténtico.

28 de abril de 2010

Archivos de mi memoria



Silencio. Un pequeño y acogedor halo de luz ilumina mi cama.
Despacio. Tumbada me detengo un instante y casi de manera inconsciente hago un leve repaso...
Sí, todo está bien.
Reina la tranquilidad y la intimidad es absoluta. Ha llegado el final del día y con él mi momento preferido.
Lentamente, invadida por el cansancio hago un leve recorrido visual por mi habitación, y observo.
Cuántos son los recuerdos que me envuelven, cuántas las personas que han estado aquí, los regalos, los lugares, las fotografías... Qué de momentos vividos en este rincón, dueña al fin de algo, dueña de mi existencia.

Todo el cuarto repleto de archivos de mi memoria, lleno de nostalgia y un especial cariño al pasado.
¡Ay tanto que contar de cada uno de ellos! Suspiro.

El rastro de los que se han ido y la huella que marcan los que han llegado. Media vida entre estas paredes, las que me han visto crecer y madurar, las que me han visto defraudada, enamorada, ilusionada, hundida, feliz... Paredes que han oído mis penas, mis planes, mis confesiones, las que presenciaron el proceso del primer amor, el desamor, y finalmente el amor verdadero.

Me siento protegida, abrigada y agradecida de haber vivido aquí desde mis 14 años hasta los 25 que hoy me llevan.
Tanto tiempo dedicado... a penas hace un año que terminé de decorarla y satisfecha por el resultado me emociono al pensar en dejar todo esto atrás.

Ha llegado el momento, se avecina un cambio de etapa, esperado y deseado. Un cambio de vida que sin duda enriquecerá mi experiencia y mi persona.
No volveré a vivir en este lugar, mi independización asoma a la puerta, debo comenzar a despedirme.

El vago recorrido se ha convertido en otro momento mágico que recordaré con añoranza el resto de mi vida.

Continuando con mi visión...
Admiro mi caballete. En el centro de la habitación, envuelto por las sombras y la oscuridad se encuentra un regalo muy significativo que hace muchos años me hizo mi padre. Fue ahí donde comencé mi afición a la pintura, al dibujo, una manera diferente de expresarme. Ha estado abandonado durante años, oculto pero nunca olvidado. De nuevo se encuentra en el centro del cuarto, desafiante, con un lienzo en blanco que atrae mi atención y mi fuerza interior cada día pero pocas veces obtiene resultados.

Retomando mi despedida... ¿Qué dejaré aquí?, ¿qué me llevaré?, ¿vendrán los recuerdos conmigo, o preferirán quedarse donde están? ...

Se termina mi carrera en solitario y comienza una aventura en equipo, donde compartiremos y crearemos nuevos recuerdos, nuevos momentos.

Donde nuevas paredes serán confidentes de nuestro futuro cada vez más cercano.

25 de abril de 2010

Mi mundo de fantasía


“Vives en un mundo de fantasía” , dicen cuando uno se niega a aceptar la realidad, un concepto sobre todo adoptado en la primera etapa de nuestra vida. A mi parecer sin duda la mejor, la de la inocencia, la de los sueños, la de la amistad eterna, el amor platónico, los colores, el atrevimiento, las noches tranquilas y los días llenos de energía.
Las pequeñas cosas son un mundo y todo es tan…auténtico.

Cuando te quieres dar cuenta has llegado al instituto y ahí comienzan las complicaciones, las personas cambian, sufres las primeras decepciones y ves cómo poco a poco van aflorando las envidias, los desplantes, ese canibalismo por parte de personas que considerabas ingenuamente “amigas para siempre”, y por más que intentas comprender, luchar por no romper el hilo que os une, no te dejan otra opción que dejar caer por primera vez la venda que cubre tus ojos y recibir la calurosa bienvenida al mundo real.

Bienvenido a la hipocresía y al materialismo, bienvenido al fantástico mundo de las maravillas humanas, ese hermoso y placentero lugar donde se supone crecemos, maduramos y vivimos. Donde el sinónimo de hacerse mayor es equivalente a responsabilidades y obligaciones que uno jamás deseó ni eligió vivir.

Así es. Mejor dicho, así lo hemos hecho. Es el mundo que nadie quiere pero el que hemos ido marcando con la supuesta “evolución”. Ya me gustaría tomar el papel de Alicia en el País de las Maravillas donde en un momento dado la protagonista dice: “Este es mi sueño y yo hago el camino”, pero no es posible, las normas ya están escritas, el mando de nuestra vida no lo tenemos nosotros y todo cuanto nos rodea son limitaciones y barreras que impiden el desarrollo de nuestro verdadero ser.

Nos pasamos media vida planeando el futuro y la otra mitad hablando de él, nos olvidamos del presente porque en el fondo seguimos soñando, como lo hacíamos los primeros años pero a otro nivel, no sé si más idealista, más iluso o más absurdo quizás, dado que aún conociendo las posibilidades insistimos en volver a ponernos esa adorada venda.

Aún con todo esto, no pienso conformarme, aunque este mundo no esté hecho para mí seguiré creando, ilusionándome, soñando.

Seguiré viviendo en mi mundo de fantasía.